En el pasado, las técnicas de mejora de calidad y rendimiento se centraban exclusivamente en mejorar directamente el servicio a los pacientes (“hacer lo mejor para el paciente”), considerando eventuales ventajas financieras como algo interesante pero no necesario. El contexto económico actual establece como necesaria una nueva filosofía de acercamiento a la calidad sanitaria, en la que la reducción de costes innecesarios sea la base principal para mantener o mejorar la calidad sanitaria. La prioridad es mantener la calidad reduciendo costes.
Identificar y eliminar gastos innecesarios mientras se mantiene o mejora la calidad
Noriaki Kano, experto en diseño de procesos y mejoras de calidad, define 3 vías alternativas para mejorar la calidad y aumentar el valor de un producto o servicio:
- Vía 1: eliminar los
problemas de calidad producidos por no satisfacer las expectativas del paciente
- Vía 2: reducir
significativamente los costes manteniendo o incrementando la calidad
- Vía 3: aumentar la
satisfacción del paciente proporcionando productos o servicios percibidos
como excepcionalmente valiosos
Las
mejoras de calidad en el entorno sanitario se han centrado siempre de forma
casi exclusiva en las vías 1 y 3. Las grandes posibilidades de la segunda vía,
reducir significativamente los costes manteniendo o incrementando la calidad, es
prioritario en la actual situación de crisis económica que atravesamos.
Es
necesario un cambio radical de pensamiento, para entender que la estrategia a
buscar no es una simple reducción de gastos, que es percibida como un proceso
en general arbitrario y probablemente dañino.
El enfoque correcto para establecer estrategias de ahorro es centrarse en detectar los gastos innecesarios. En teoría, hacer que no se malgaste nada y que todos los sistemas trabajen de la forma más eficiente posible.
El enfoque correcto para establecer estrategias de ahorro es centrarse en detectar los gastos innecesarios. En teoría, hacer que no se malgaste nada y que todos los sistemas trabajen de la forma más eficiente posible.
El primer
paso a dar es desarrollar un portafolio de proyectos de reducción de costes innecesarios
como vía para lograr el objetivo de reducir los gastos hasta en un 3%.
Se define el término “dólares verde oscuro”, como una definición de los objetivos de ahorro claramente documentables y medibles, frente a los “dólares verde claro” que definen zonas donde no es posible medir o definir posibles ahorros.
El segundo paso será detectar de forma fiable la incidencia y valor del ahorro conseguido. La detección clara de los resultados de estos proyectos es importante para satisfacer la percepción por parte de todas las partes implicadas, tanto el personal, como el departamento financiero y hasta los propios pacientes.
Se define el término “dólares verde oscuro”, como una definición de los objetivos de ahorro claramente documentables y medibles, frente a los “dólares verde claro” que definen zonas donde no es posible medir o definir posibles ahorros.
El segundo paso será detectar de forma fiable la incidencia y valor del ahorro conseguido. La detección clara de los resultados de estos proyectos es importante para satisfacer la percepción por parte de todas las partes implicadas, tanto el personal, como el departamento financiero y hasta los propios pacientes.
El tercer paso consistirá en emplear
diferentes metodologías y técnicas que permitan transformar los “dólares verde
claro” en “dólares verde oscuro”, integrando el ahorro de costes innecesarios
en las estrategias de gestión mediante técnicas de acción orientadas a trabajar
en todos los niveles de la clínica dental.
En resumen, la gestión eficiente de una clínica dental ha de pasar no solo por prestar una salud de calidad, sino también por hacerlo sin malgastar recursos. Si esta afirmación ha sido siempre cierta, en una época de crisis y dificultades económicas como la actual, su consecución se transforma en una necesidad prioritaria.
En resumen, la gestión eficiente de una clínica dental ha de pasar no solo por prestar una salud de calidad, sino también por hacerlo sin malgastar recursos. Si esta afirmación ha sido siempre cierta, en una época de crisis y dificultades económicas como la actual, su consecución se transforma en una necesidad prioritaria.
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